Después de su sorprendente victoria por 0-1 en la ida en la República Checa, el Servette quiere sellar su pase a la siguiente ronda en casa. El escenario y las estadísticas juegan claramente a su favor.
El equipo suizo es conocido por su rendimiento ofensivo en el Stade de Genève. En 7 de sus últimos 10 partidos europeos como local ha marcado al menos un gol, y solo ha caído derrotado en dos ocasiones. En la anterior campaña de clasificación europea, incluso el futuro campeón de la Conference League, Chelsea, sufrió en este estadio (2-1). Si bien comenzó la liga suiza con una derrota ante Young Boys (1-3), eso ocurrió fuera de casa. En el tramo final de la pasada temporada, el Servette demostró pegada en su estadio con siete goles en dos partidos ante equipos europeos como Lugano y Lausanne.
En la ida, el equipo checo generó muchísimo peligro: 25 tiros, 9 entre los tres palos y 6 ocasiones claras, pero no pudo marcar. Se estrelló una y otra vez contra el portero suizo Joel Mall. Ahora necesita mínimo una victoria en Ginebra para tener opciones. El problema es que no será fácil frenar a un equipo tan eficaz de local como el Servette.
Con el resultado de ida, el Servette se encuentra en una posición muy favorable. Tiene la capacidad ofensiva para marcar y el colchón emocional del triunfo anterior. Lo lógico es que al menos anote y no pierda ante su afición.